Número especial BDI Vol. 9, Núm. 11, 2024

 

Editores invitados

  • Mariluz Soto, Universidad del Desarrollo, Chile 
  • Sheng-Hung Lee, MIT AgeLab, Estados Unidos 
  • Melanie Sarantou, Kyushu University, Japón 
  • Paula Melo, Delft University of Technology, Países Bajos 

 

La población mundial está envejeciendo y la tasa de natalidad ha disminuido. En consecuencia, los desafíos en diversas áreas de la sociedad han aumentado. Según la Organización Mundial de la Salud [World Health Organization] (2019), la esperanza de vida global ha aumentado en seis años. En parte, esto ha sido posible gracias a la implementación de diversos productos y servicios centrados en el ser humano, así como a los avances en tecnología, atención médica, infraestructura social, sistemas educativos y políticas públicas, entre otros factores. 

Sin embargo, la esperanza de vida saludable no ha aumentado al mismo ritmo. Incluso se ha demostrado que, en las personas mayores, la percepción de satisfacción de la propia vida ha disminuido (Cheng, 2001), generando un impacto negativo en la percepción de bienestar y en las manifestaciones emocionales hacia los demás. A nivel funcional, el deterioro de los sentidos de la vista y el oído, junto con la disminución de la capacidad cognitiva y el debilitamiento del sistema músculo esquelético, son los aspectos que más comprometen el bienestar de las personas mayores. Lo anterior impacta en la habilidad motriz que les permita una interacción apropiada (Haigh, 1993) con los dispositivos creados para facilitar su autonomía e independencia. 

El cambio demográfico también ha generado cambios en los paradigmas relativos a la visión del envejecimiento. Anteriormente, especialmente en Occidente, la visión de la vida a partir de los 60 años era la de una vejez dependiente y vulnerable (Blaikie, 1999). El concepto “anciano”, usado comúnmente y como sinónimo de “viejo”, alude a una etapa de la vida que decae. Lamentablemente, la autopercepción de las personas mayores frecuentemente se alinea con esta visión. Actualmente, esa mentalidad ha cambiado hacia la idea de bienestar y madurez prolongada (Luna, 2014). Así, ha emergido el concepto de “longevidad”, que está más conectado con la prolongación de la vida o, mejor dicho, con la prolongación de una vida sana, autónoma e independiente.  

La longevidad puede entenderse desde diferentes perspectivas y considera diversos aspectos de la vida humana a nivel individual, comunitario y social. Una de estas perspectivas relaciona la longevidad con los estados emocionales experimentados a lo largo de la vida. Estudios evidencian que el bienestar y las emociones positivas, especialmente cuando se experimentan durante la juventud, contribuyen a la salud y la longevidad (Danner y Snowdon, 2001; Diener y Chan, 2011). Por el contrario, las emociones negativas, como la ira, pueden reducir la longevidad (Chapman et al., 2011; Walker et al., 2012).  

Otro importante desafío que abordan los estudios de longevidad es el avance de la tecnología, que evoluciona más rápido que el envejecimiento de la población generando brechas para cada segmento etario, pero también ofreciendo grandes oportunidades. Por ejemplo, las tecnologías wearables permiten a la población madura disfrutar de una percepción segura y saludable de su vida diaria (McCann, 2008). De hecho, cada vez hay más productos diseñados específicamente para este segmento de la población, como dispositivos auditivos, baños portátiles, bastones, camas y aplicaciones especializadas. Muchos de ellos se centran en mejorar funciones que contribuyen a la autonomía e independencia de las personas mayores, y, como consecuencia, extienden una buena calidad de vida (QoL). Relacionado con lo anterior, la economía de la longevidad ha ido penetrando nuestra vida cotidiana, nuestro trabajo y nuestras sociedades (Lai y Huang, 2022; Coughlin, 2009) orientando el desarrollo de nuevos productos y servicios. 

El Diseño para la Longevidad (DFL) y el gerontodiseño son enfoques emergentes que estudian las necesidades de las personas mayores desde una perspectiva de diseño. El Diseño para la Longevidad, en particular, se ubica en la intersección de la ciencia de la longevidad (Carstensen, 2011), el diseño de servicios, las tecnologías (Lee, Yang et al., 2023), la moda, el estilo de vida y los dispositivos médicos (McCann, 2008). El gerontodiseño, por su parte, se enfoca en crear, desarrollar y adaptar productos y servicios para mejorar la capacidad física, las necesidades materiales, ambientales y de estilo de vida de las personas mayores (Marcelino et al., 2015; Rivero, 2018). Presta especial atención a los estudios sobre el uso de productos y servicios de tecnología digital para mejorar la calidad de vida (Marcelino et al., 2015; Peine & Leven, 2019; Manchester & Jarke, 2022).  

Por otra parte, los estudios sobre diseño de interiores y espacios han informado resultados positivos sobre el papel del diseño en la mejora de la longevidad (Ball, 2012; Engineer et al., 2018). Engelen et al. (2022) conectan los sentimientos de pertenencia con la definición de espacios que promuevan la movilidad y la proximidad con los demás, los cuales son aspectos significativos del bienestar de las personas mayores. Conectarnos con otros seres vivos nos permite delimitar un espacio mayor que nuestro cuerpo o, como explica Reynolds (2018), el cuerpo extendido, que se define por la flexibilidad personal, social y ambiental para adaptarse a las necesidades que requiere cada situación. Es decir, este cuerpo extendido integra los conceptos de empatía y compasión como formas de generar un vínculo que permita modificar lo establecido escuchando, observando y aportando, en este caso desde el diseño, nuevos procesos que incorporen las diversas etapas de la vejez y sus características. La necesidad de conexión con otros seres vivos es una respuesta humana natural (Wilson, 1984), y esta conexión-interacción es una extensión de nuestros cuerpos humanos. 

En esta convocatoria adherimos al concepto de longevidad y lo entendemos como una oportunidad para diseñar una vida prolongada y bien vivida, considerando las variaciones en la esperanza de vida de la población mundial (Liou et al., 2020). Sostenemos que los desafíos presentes y futuros en materia de longevidad guiarán los debates y las reflexiones hacia la comprensión del significado de longevidad más que en la conversación sobre el envejecimiento. Existen oportunidades para mirar más allá de la edad e integrar las características de cada etapa de la vida para explorar los desafíos emergentes desde una perspectiva de diseño. Por esta razón, buscamos promover la discusión, la reflexión y el intercambio de conocimientos en torno a preguntas como: ¿Cuál es la relación entre diseño y longevidad?, ¿cuáles son los nuevos roles y responsabilidades de los diseñadores?, ¿cómo aprendemos a adaptarnos al cambio con curiosidad, pasión y cuidado?, ¿cómo celebramos la calidad de vida de las personas aplicando el diseño de servicios, la ciencia y las tecnologías de la longevidad?  

Proponemos tres temas suficientemente amplios como para cubrir diversos tipos de investigación y que incluyen diferentes perspectivas para enfrentar los desafíos de la longevidad desde una perspectiva de diseño. 

Bienestar para la longevidad 

El bienestar físico, psicológico y cognitivo es fundamental y es la base de la longevidad. ¿Cómo integramos nuestra salud, presupuesto y hogar en la planificación de la longevidad para celebrar nuestra calidad de vida? ¿Cómo podemos mejorar o impulsar la conexión entre los seres humanos y el medio ambiente para contribuir a nuestra calidad de vida y esperanza de vida saludable? ¿Cómo podemos impulsar una relación consciente y saludable entre los humanos y otros seres vivos? 

Servicios para la longevidad 

Estamos en una era de longevidad y economía de la experiencia. Los servicios han desempeñado un papel integral en las transformaciones industriales y empresariales. ¿Cómo aplicamos la perspectiva de la innovación de servicios para rediseñar y seleccionar una oferta de servicios? ¿Cómo pueden los servicios afrontar los desafíos del envejecimiento? ¿Debería el diseño de servicios cambiar su proceso para comprender mejor la longevidad? ¿Cómo debe cambiar el diseño del servicio para adaptar sus resultados a las diferentes necesidades según la edad? ¿Cómo puede la tecnología ser parte de mejores experiencias? ¿Cómo puede la tecnología acortar las brechas digitales y adaptarse a diversos públicos? 

Sostenibilidad para la longevidad 

Esta perspectiva ayuda a entender los desafíos como áreas conectadas que transforman la complejidad en oportunidades accesibles. ¿Cómo se pueden tomar decisiones económicas desde una perspectiva de diseño? ¿Cómo influyen el medio ambiente y la naturaleza en la longevidad y cuál es el papel del diseño? ¿Cómo mejorar las interacciones sociales para conectar a las personas y mejorar sus experiencias sociales? ¿Cómo podemos crear mejores servicios para una mejor sociedad en beneficio de las personas mayores? 

Las contribuciones pueden ser artículos que reporten resultados de investigaciones empíricas o revisiones sistemáticas de literatura. Esperamos recibir artículos de alta calidad que amplíen los conocimientos en este campo e inspiren a diseñadores, investigadores y profesionales para que contribuyan a la prolongación de una vida, sana, autónoma e independiente. 

Tipos de contribuciones

  • Investigación empírica  
  • Revisiones sistemáticas de la literatura  
  • Artículos teóricos 
  • Investigación docente 

Idiomas de envío

  • Español o inglés  

Envío de resúmenes

Fechas importantes

  • Lanzamiento de convocatoria: 4 de diciembre de 2023 
  • Envío de resúmenes extendidos (800 a 1000 palabras): 22 de enero de 2024 
  • Notificación de selección de resúmenes: 26 de febrero de 2024 
  • Envío de artículos completos (hasta 5000 palabras): 15 de abril de 2024 
  • Periodo de evaluación por parte de pares revisores: 29 de abril al 27 de mayo de 2024 
  • Notificación de evaluación: 3 de junio de 2024 
  • Envío de artículos revisados por parte de autores: 1 de julio de 2024 
  • Publicación en plataforma OJS de la revista: diciembre de 2024 

 

Acerca de la revista

Base Diseño e Innovación es una publicación semestral bilingüe (español-inglés), creada en 2014 por la Facultad de Diseño de la Universidad del Desarrollo. Su sección académica es arbitrada y se orienta a la difusión de conocimiento nuevo con estándar científico en el campo del diseño y áreas afines. Busca fomentar la reflexión crítica y el fortalecimiento metodológico y disciplinar del diseño mediante la difusión de artículos que emanan de investigaciones formales y proyectos de transferencia. Publica artículos que abordan una amplia gama de temáticas relacionadas con el diseño y que se basan en perspectivas teóricas y estrategias metodológicas variadas. Cuenta con una plataforma electrónica que facilita el acceso, almacenamiento y consulta de los contenidos en cualquier momento y lugar. A través de su política de acceso abierto busca contribuir a una mayor democratización e intercambio del conocimiento. 

Directora: Alejandra Amenábar 
Editora general: Úrsula Bravo 
Institución responsable: Universidad del Desarrollo 

 

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Referencias

  • Ball, M. S. (2012). Livable communities for aging populations: Urban design for longevity. John  Wiley & Sons. 
  • Blaikie, A. (1999). Ageing and popular culture. Cambridge University Press.  
  • Carstensen, L. L. (2011). A long bright future: Happiness, health and financial security in an age of  increased longevity (Rev. and updated). Public Affairs. 
  • Chapman, B. P., Roberts, B., & Duberstein, P. (2011). Personality and longevity: Knowns, unknowns  and implications for public health and personalized medicine. Journal of Aging Research. 2011(1):759170 
  • Cheng, C. (2001). Aging and life satisfaction. Social Indicators Research, 54(1), 57–79, Springer. 
  • Coughlin, J. F. (2009). Longevity, lifestyle and anticipating the new demands of aging on the  transportation system. Public Works Management & Policy, 13(4), 301–311. https://doi.org/10.1177/1087724X09335609 
  • Danner, D. D., Snowdon, D. A., & Friesen, W. V. (2001). Positive emotions in early life and  longevity: Findings from the nun study. Journal of Personality and Social Psychology, 80(5), 804. 
  • Diener, E., & Chan, M. Y. (2011). Happy people live longer: Subjective well‐being contributes to  health and longevity. Applied Psychology: Health and Well‐Being, 3(1), 1–43. 
  • Engelen, L., Rahmann, M., & de Jong, E. (2022). Design for healthy ageing – the relationship  between design, well-being. Building Research and Information 50(21):1-17 https://doi.org/10.1080/09613218.2021.1984867 
  • Engineer, A., Sternberg, E. M., & Najafi, B. (2018). Designing interiors to mitigate physical and cognitive deficits related to aging and to promote longevity in older adults: A review. Gerontology, 64(6), 612–622. 
  • Haigh, R. (1993). The ageing process: A challenge for design. Applied Ergonomics, 24(1), 9–14. 
  • Lai, M., & Huang, J. (2022). X thinking: Building better brands in the age of experience. X Thinking Institute. 
  • Lee, S.-H., Yang, M. C., de Weck, O. L., Lee, C., Coughlin, J. F., & Klopfer, E. (2023). Macro-trend study under service system: Preliminary research in service innovation and emerging technology. In U. Z. A. Hamid & M. Suoheimo (Eds.), Service Design for Emerging Technologies Product Development (Vol. 29, pp. 45–72). Springer International Publishing. https://doi.org/10.1007/978-3-031-29306-1_4 
  • Liou, L., Joe, W., Kumar, A., & Subramanian, S. V. (2020). Inequalities in life expectancy: An analysis of 201 countries, 1950–2015. Social Science & Medicine, 253, 112964. 
  • Luna, F. (2014). ‘Vulnerability’, an interesting concept for public health: The case of older persons. Public Health Ethics, 7(2), 180–194.  
  • Manchester, H., & Jarke, J. (2022). Considering the role of material gerontology in reimagining technology design for ageing populations. International Journal of Ageing and Later Life, 15(2), 181–213. 
  • Marcelino, I., Laza, R., Domingues, P., Gómez-Meire, S., & Pereira, A. (2015). eServices–service platform for pervasive elderly care. In Ambient Intelligence – Software and Applications: 6th International Symposium on Ambient Intelligence (ISAmI 2015) (pp. 203–211). Springer International Publishing. 
  • McCann, J. (2008). Design for ageing well: Improving the quality of life for the ageing population using a technology-enabled garment system. Advances in Science and Technology, 60, 154–163. https://doi.org/10.4028/www.scientific.net/AST.60.154 
  • Peine, A., & Neven, L. (2019). From intervention to co-constitution: New directions in theorizing about aging and technology, the Gerontologist, 59(1), 15–21. 
  • Reynolds, J. M. (2018). The extended body: On aging, disability, and well-being, the Hastings Center Report, 48(5), S31–S36. 
  • Rivero, A. M. (2018). Aging suit: An accessible and low-cost design tool for the gerontodesign. In Handbook of Research on Ergonomics and Product Design (pp. 56–69). IGI Global. 
  • Walker, M. D., Duggan, G., Roulston, N., Van Slack, A., & Mason, G. (2012). Negative affective states and their effects on morbidity, mortality and longevity. Animal Welfare, 21(4), 497–509. 
  • Wilson, E. O. (1984). Biophilia. Harvard University Press. 
  • World Health Organization. (2019). GHE: Life expectancy and healthy life expectancy.  https://www.who.int/data/gho/data/themes/mortality-and-global-health-estimates/ghe-life-expectancy-and-healthy-life-expectancy